martes, 8 de mayo de 2012

Rencor IX - Ella III

Las clases habían acabado. No había sido su mejor día. El profesor no había parado de criticar cada movimiento que había realizado, cada cara que había puesto y sus amenazas habían ido en aumento. Al parecer, hoy no había hecho nada bien. Salió bastante desanimada y apresurada, hoy no le apetecía permanecer en aquel lugar. Miraba hacia el suelo, hundida.
Vio el reflejo de una sombra acercarse, levantó la mirada. Tarde. Chocaron. Justo ellas dos. Sus miradas se cruzaron tan solo unos segundos. Unos segundos escasos pero que rebelaron más de lo deberían. Aunque hoy ella también sonreía, sus ojos eran tristes. Su sonrisa se borró en cuanto ella la miró. Claramente ellas no eran amigas. Se alteraban la una a la otra. Aunque esta vez era algo más intenso. Había detectado una punzada de dolor en sus ojos en cuanto se habían visto.
Salió  fuera, buscando con la mirada a alguien. Alguien que no se encontraba allí. Así, que pensó que esa sería la causa de aquella sonrisa triste. La vio salir también a ella, a la niña de la sonrisa triste. También parecía buscar a alguien, esperanzada, arrepentida y sobretodo decepcionada. Sí, seguramente buscaban de la misma persona. Su corazón dio un vuelco, ¿le habría pasado algo?
-          Oye, ¿a dónde te querías escapar?
Mierda. Sus amigas la habían encontrado. Se quedó callada. No tenía nada que decirles, al menos, nada agradable.
-          Dios, hoy doña perfecta estaba inaguantable. ¿Visteis cómo bailó? Impresionante, hasta al profesor le saltaron las lágrimas. Pero no visteis como trató a Julliet en el vestuario. Le empezó a gritar como una loca y a tirar sus cosas al suelo y todo por una broma...
¿Cuándo había pasado eso? Desde luego ella hoy no había estado en clase, al menos mentalmente. Daba igual, saltó a defenderla.
-          Dejarla en paz. Seguro que Julliet se pasó con su broma. Y ella no os ha hecho nada.
-          ¿Pero por qué siempre la defiendes? Sé que no te cae bien. Veo como la miras, con envidia y con asco. ¿Por qué finges? ¿Qué tratas de ocultar?
Buena pregunta. Ni ella lo sabía. Suponía que porque  la veía sola. Aquel no era su ambiente. Y la gente era tan cobarde... Se unían en grupo para ponerse en su contra. Uno contra muchos. Era tan injusto. Desde luego que ella misma no iba a formar parte del muchos. 

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