lunes, 23 de julio de 2012

Felicidad

Tu mente está despejada, las cosas sonríen, los problemas se hacen pequeños, tu vida se vuelve perfecta. No deseas cambiar nada, no deseas nada de nadie, lo tuyo es: INMEJORABLE!
No lamentas el pasado,  no deseas que el futuro llegue, vives el presente disfrutando en un absoluto estado de plenitud. Nada es necesario para conseguir sacarte una sonrisa, porque la sonrisa sale sola.
No sabes cual es la causa, aunque en el fondo sospechas cual es.
Ya nada te va a arruinar el día. Tu imaginación divaga entre sueños que no se van a cumplir, pero por unos segundos dejan de ser tan imposibles.



Hablando entre estatuas

Quizá tú, estatua que me ignoras, ni te percates de que estoy aquí, sentada en un banco a tus pies, perdida. Perdida en un sentido figurado, sé perfectamente donde estoy, pero no se que me trajo hasta aquí. Y en este instante, al escuchar el agua caer de los chorros que protegen tus laterales mezclados con el ruido del tráfico de la Castellana, me siento distante a todo lo que me rodea. Me siento una extraña ante lo que veo, al mismo tiempo que lo siento mío en un futuro no muy lejano. Pero sigo sin una casa que me acoja, ya no siento tan densas e indestructibles mi raíces, saben que dentro de poco tendrán que enraizar en otro lugar. Y aquí me siento extraña, allí me despido y allá aun no se ni como llegar, pero el allá es el mas próximo y la siguiente parada.


viernes, 20 de julio de 2012

Mi nuevo blog para un proximo año

No quiere decir que deje este, simplemente que ahora surge en mi vida una nueva aventura que iré narrando en este nuevo blog.
En agosto me voy a Estados Unidos para pasar allí 10 meses en una familia américana, así que he decidido escribir en mi mi nuevo blog a modo de diario mi día a día.

Texas, a secas y sin más

viernes, 13 de julio de 2012

El poder de una sonrisa





http://www.youtube.com/watch?v=Z_IpcQZfHYY

Que fácil es sonreír. A veces no nos damos cuenta de que pequeños gestos cambian las cosas. Que el valor de una sonrisa es algo incalculable. Algo tan simple, consigue contagiarse entre miles de personas que viven en todas las partes del mundo, que llevan diferentes vidas paralelas y que se cruzan en en las esquinas de los diferentes caminos, intercambiando recuerdos y sensaciones. No podemos cambiar las cosas en sí, los hechos son inmodificables, pero sí la forma de enfrentarnos a ellos. Con las sonrisas regalamos más que alegría, al comparti damos ese pequeño empujoncito que nos hace enfrentarnos al mundo de una manera diferente, mas positiva, mejor. Y aunque no nos demos cuenta iniciamos una cadena que distribuye la mejor cura de todas, felicidad.

domingo, 17 de junio de 2012

La belleza de las palabras




Una bonita historia para  sonreír, que hace que nos demos cuenta de que a veces las propias palabras pueden cambiar las cosas, pueden lograr que un día sea mas bello tan solo por utilizar aquellas que son más adecuadas. Que escribir es un arte que tan solo trata de hacernos sentir emociones.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Alcanzar una meta rozando el cielo



Este texto está dedicado a una persona especial para mí. Te dije que no derramaras una lágrima más, en tu defensa he de decir que me lo he buscado, y que dejo, que alguna rebelde recorra caprichosamente tu cara y que de una vez por todas de el salto que todo el mundo espera, el salto a la vida.




Durante toda nuestra vida nos proponemos metas y así, le damos un sentido, una razón por la cual mejorar y seguir luchando. A veces son periodos breves que tan solo dejan algunos recuerdos, otros son tan largos que no nos acordamos ni de cuando empezaron. De esta forma la vida va pasando sin apenas darnos cuenta de cuando las cosas empiezan realmente, pero sí, dejando claro donde acaban.

Cuando cruzamos los últimos metros del último tramo, se refleja en nuestras pupilas la bandera a cuadros que señala un punto en el tiempo, ese punto en el que todo empieza y todo termina. En esos instantes, tan solo llega a nuestras mentes la importancia del dar el último paso para que todo merezca la pena, para que el pasado cobre sentido, para que el futuro se llene de más oportunidades. En ese momento tan solo queremos cruzar, finalizar algo que nos ha llevado tanto tiempo, y disfrutar del momento.

Pero una vez que rompemos la cinta con nuestra cintura, nos damos cuenta de que todo lo que conocíamos ha desaparecido en cuestión de segundos, y eso en cierto modo nos abruma. En frente solo divisamos un largo camino lleno de incertidumbre que nos hace mirar atrás, no sin añoranza.

Es entonces cuando analizamos el camino recorrido y los objetivos alcanzados, los mismos que nos han llevado hasta allí. A veces la decepción y el arrepentimiento inundan nuestras mentes, otras consiguen llevarnos a la satisfacción, y solo en unas pocas alcanzan mucho más, algo más alto, tanto que nos hace rozar el cielo. Logramos algo que solo en los sueños y las utopías habíamos conseguido, que solo en el fondo de nuestro ser creeríamos que sería posible, pero que de pronto se ha vuelto realidad. Encontramos una verdadera razón para estar orgullosos, e incluso el mundo que nos rodea, se para a mirarnos y aplaude nuestra victoria con ojos llenos de admiración.

Llegamos a la cima de la montaña, el punto más alto, del que no tenemos ni idea de cómo saldremos, ¿pero acaso importa?. Nos sentimos llenos de confianza para continuar el camino, da igual lo que se interponga, tenemos más de un millón de razones para creer que todo va a salir bien, en realidad, 10x10x9x10x10x10x10x10x10x10 razones, entre las cuales el nueve solo está para recordarnos que el mundo está lleno de incoherencias. Nuestro futuro no está escrito, es variable, modificable y todavía no tenemos ni idea de lo que va a ser, pero estamos dispuestos a dar el primer paso, quizá ciego, quizá en falso, pero lleno de sueños, alegrías, confianza, ilusión y experiencias que nos ayudan a creer que toda caída podrá convertirse en un gran logro.

En este momento nos sentimos en la cima del mundo, y si hemos conseguido un primer triunfo que nos ha llevado a rozar el cielo, quizá la próxima vez lleguemos a traspasarlo. Eso, todavía no ha llegado, de momento disfrutamos flotando entre nubes blancas y dulces, el resto aún está por descubrir, y lo que es mejor, tenemos ganas de hacerlo.

Has llegado hasta aquí, tú sola, sin ninguna ayuda, el mérito es todo tuyo, y ahora el resto se vuelve un poco más fácil. Es hora de dar el salto, y aunque dé vértigo, todos sabemos que estás preparada, lista para comenzar una nueva etapa que te llevará muy lejos, o quizá muy cerca. El único consejo es que no repitas, que experimentes, que corras el riesgo, que confíes en ti..., pero sobre todo, que no pierdas tu esencia porque ella te hará llegar muy alto, tanto como tú quieras. No pierdas nunca la esperanza, no te des por vencida, y que sepas que si resbalas y te caes, siempre habrá alguien para recogerte.

Suerte en el primer día del futuro...

 Un beso acompañado por un empujoncito.
One Girl

El Vacío de las Irresponsabilidades

Podría resistir cualquier dolor, podría aguantar aunque mis piernas temblasen apenas sosteniéndome en pie. Sé que podría hacerlo, no sin esfuerzo y sufrimiento, no sin la tentación de abandonar. Pero mientras mi mente este fuerte, mientras mi orgullo permanezca y mis ganas de lograr cosas persistan, seguiré luchando, cueste lo que cueste. Cualquier daño físico sería reparable, vencible.


Pero en este caso, es mi mente la que esta cansada, la que intenta desaparecer, borrar la información innecesaria. Ella es la que no puede más, la que grita y aúlla sin que nadie la oiga, nadie excepto yo. Yo, que no puedo taparme los oídos y simplemente dejar de oír. Sus llantos permanecen ahí, invisibles a simple vista, pero ahogando mi interior. Quisiera tener un botón de on-off, para poder desconectar aunque fuera tan solo un segundo, pero desconectar completamente. Dejar mi mente casi muerta, sin actividad cerebral donde apenas cupieran las preocupaciones. Pero no puedo, y tan solo puedo fingir que no pasa nada tras un cansancio mental que me impide pensar con claridad. Yo, que tan solo busco respirar en el vacío de las irresponsabilidades.

martes, 22 de mayo de 2012

I won't give up on us


 I won't give up on us
Even if the skies get rough
I'm giving you all my love
I'm still loooking up

Tan solo necesitarías esta frase para que cayera rendida a tus pies, que tu sonrisa se convirtiera en la alegría de  mi mundo, que mi admiración quedara permanente para siempre. ¿Acaso existe un grupo de palabras que expresen tanto cariño sincero?  Tus palabras 'te quiero' no bastan. Son demasiado generales, instantáneas, reales tan solo en un momento de paz y estabilidad. Cuando las cosas se complican... es entonces cuando cuesta decir te quiero. Por eso, que prometas seguir intentado que las cosas funcionen, que tus esfuerzos se vuelquen en mí, hacen que lo nuestro sea imperfecto pero real. Que no te rindas conmigo, demuestra que te importo, que estas dispuesto a apostar por mí, independientemente de que todo acabe. Que consideres que esto merece la pena, que estés dispuesto a esperar y aceptarme tanto a mí como a mis decisiones, es más que suficiente.


Rencor XI - Ella IV (Adrenalina)

Su turno en el Starbuks había acabado. Salió lo más rápido posible. Por fin conseguía un momento para relajarse. Cogió la moto que había dejado enfrente de la escuela de baile. Se puso el casco, aunque lo dejó abierto. Quería sentir al viento chocar contra su rostro, sentir la libertad. Su moto era su gran amiga, para ella esa era su forma de liberación. Le gustaba la sensación que experimentaba al ir en moto. Le subía la adrenalina, su cuerpo vibraba de emoción, su corazón latía fuertemente sin descanso, sin control. Pocas cosas en el mundo le hacían sentir así, de hecho solo dos: su moto y él.
¡No! Siempre igual. La moto avisó de que el depósito  se estaba quedando vacío. Justo en el peor momento y en el peor lugar, lejos de todo excepto de su academia y  su lugar de trabajo. Se dirigió a la gasolinera más cercana antes de que se le acabase el combustible.
Estaba vacía. Bajó de la moto y le pidió al señor de la gasolinera que llenara el depósito completo. Mientras esperaba, vio a un joven acercarse. Era moreno, grande, musculoso..., se parecía tanto a él. Cuanto más se acercaba más se parecía, hasta el punto de estar segura de que era él. Se puso nerviosa, esa situación no la controlaba, pero en el fondo sabía que la adoraba. Le subió la adrenalina, su cuerpo vibró de emoción, su corazón latió fuertemente sin descanso, sin control. Sus planes habían cambiado, esta noche en lugar de la moto sería él.

Olvidar

Sentada en el escalón de unas galerías, mirando el mar. Escuchando el ruido de los coches al pasar que, ajetreando el aire consigue revolver mis cabellos. Las luces rojas allá, en el horizonte, indican que el día  18 de mayo de 2012 finaliza para siempre. En mi cuerpo parado empieza a penetrar el frío, llegando a hasta los huesos. Me resisto a levantarme y marcharme, he huido y no quiero volver. Nadie sabe que estoy aquí, y eso es lo que mas me gusta de la situación, que absolutamente nadir me persigue. El miedo a que me descubran me inquieta, hace que vigile todos los movimientos de mi alrededor, pero consigue quitarme el enfado y la tristeza de dentro. Consigue distraerme y hacerme
 olvidar...

lunes, 21 de mayo de 2012

Rencor X - Emergencias

Despertó. Estaba medio sudoroso, no había dormido bien. Miró alrededor. Se le paró el corazón. Se acordó de todo. Sentado en su coche aparcado en aquel pequeño callejón, miró su reloj. Era tarde. No sabía qué hacer, pero necesitaba estar distraído para no pensar en ello. Arrancó el coche. Deambulaba por la ciudad entre callejuelas y grandes vías. Se dio cuenta de que estaba a escasas manzanas de la academia de Zoe, inconscientemente había llegado hasta allí. Se le heló la sangre. Hoy no había ido a recogerla, pero ya era tarde, no estaría allí. Además no tenía muchas ganas de enfrentarse a ella. El coche se paró, no tenía gasolina. ¡Joder! ¿por qué las cosas salen mal cuando menos quieres? Justo en el peor momento y en el peor lugar, lejos de todo excepto de la academia de Zoe, ... y del Sturbucks. Pensó en Nicole, la chica pelirroja, le había caído bien. Volvió a la realidad. Estaba sin blanca. Dejó la mente en blanco. No. Lo intentó, pero eso es imposible. Pensó en ella otra vez. La verdad es que esa chica le atraía. Su larga cabellera pelirroja hacía circular fuego por sus venas, y su delicado rostro con facciones dulces que contrastaban  con sus ojos azules intenso pero fríos, muy fríos, como el hielo. Era una chica fuerte, se notaba, pero necesitada de compañía, de un verdadero amigo.
De repente se acordó de que Chace había guardado una cantidad de dinero debajo del asiento, 'para una emergencia' había dicho. Aquello era una emergencia. Sacó el dinero, le sonaron las tripas reclamando comida. Daba igual, el alimento podría  esperar. Bajó del coche en busca de la gasolinera más próxima con un recipiente de plástico que, como dijo Chace era '¡para emergencias!'.

martes, 8 de mayo de 2012

Rencor IX - Ella III

Las clases habían acabado. No había sido su mejor día. El profesor no había parado de criticar cada movimiento que había realizado, cada cara que había puesto y sus amenazas habían ido en aumento. Al parecer, hoy no había hecho nada bien. Salió bastante desanimada y apresurada, hoy no le apetecía permanecer en aquel lugar. Miraba hacia el suelo, hundida.
Vio el reflejo de una sombra acercarse, levantó la mirada. Tarde. Chocaron. Justo ellas dos. Sus miradas se cruzaron tan solo unos segundos. Unos segundos escasos pero que rebelaron más de lo deberían. Aunque hoy ella también sonreía, sus ojos eran tristes. Su sonrisa se borró en cuanto ella la miró. Claramente ellas no eran amigas. Se alteraban la una a la otra. Aunque esta vez era algo más intenso. Había detectado una punzada de dolor en sus ojos en cuanto se habían visto.
Salió  fuera, buscando con la mirada a alguien. Alguien que no se encontraba allí. Así, que pensó que esa sería la causa de aquella sonrisa triste. La vio salir también a ella, a la niña de la sonrisa triste. También parecía buscar a alguien, esperanzada, arrepentida y sobretodo decepcionada. Sí, seguramente buscaban de la misma persona. Su corazón dio un vuelco, ¿le habría pasado algo?
-          Oye, ¿a dónde te querías escapar?
Mierda. Sus amigas la habían encontrado. Se quedó callada. No tenía nada que decirles, al menos, nada agradable.
-          Dios, hoy doña perfecta estaba inaguantable. ¿Visteis cómo bailó? Impresionante, hasta al profesor le saltaron las lágrimas. Pero no visteis como trató a Julliet en el vestuario. Le empezó a gritar como una loca y a tirar sus cosas al suelo y todo por una broma...
¿Cuándo había pasado eso? Desde luego ella hoy no había estado en clase, al menos mentalmente. Daba igual, saltó a defenderla.
-          Dejarla en paz. Seguro que Julliet se pasó con su broma. Y ella no os ha hecho nada.
-          ¿Pero por qué siempre la defiendes? Sé que no te cae bien. Veo como la miras, con envidia y con asco. ¿Por qué finges? ¿Qué tratas de ocultar?
Buena pregunta. Ni ella lo sabía. Suponía que porque  la veía sola. Aquel no era su ambiente. Y la gente era tan cobarde... Se unían en grupo para ponerse en su contra. Uno contra muchos. Era tan injusto. Desde luego que ella misma no iba a formar parte del muchos. 

Cuando TODO es NADA

Quiero pensar, crear, que las ideas surjan en mi cabeza de forma espontánea. Pero nada sale, me encuentro vacía, demasiada información almacenada que trata de salir de golpe, de forma brusca, provocando una avalancha que lo único que consigue es dejarme estancada. Suena el teléfono interrumpiendo un momento que quizás era mejor detener, que no llevaba a ninguna parte. Pero aún así, su simple ruido me molesta, me desquicia, chilla en mis oídos provocando un incontenible estado de mal humor. Respondo con voz seria, intentando aparentar un tono agradable, aunque supongo que un atisbo de algo situado entre cansancio y enfado, se encuentra presente y visible. Resulta ser una voz femenina confundida que  preguntando por una tal Aránzazu, pero tras el hilo telefónico, solo se encuentra One Girl demasiado contrariada para atender a razones. Ambas cuelgan el teléfono sin cumplir sus propósitos. 
De vuelta a las teclas  la página sigue tal cual la dejé, igual de vacía. Pero mi mente se encuentra aún más bloqueada, más llena de cosas que intentan hacerla estallar. Entonces decido abandonar, dejar de escribir, de intentar pensar. Tan solo me centro en darle un respiro, introducir aire fresco que produzca un cambio, y de esta forma, nada se transforme en todo.

domingo, 6 de mayo de 2012

Rencor VIII - Perdido

Había pasado la noche en la calle. Caminando sin rumbo. Estaba cansado y tenía hambre, pero no tenía ni dinero ni ganas de volver a casa y enfrentarse a su familia. Decidió relajar la mente un poco y fue a buscar su coche ya que era el sitio más cómodo que se le ocurría.
Cogió el coche que había dejado cerca de la casa de los Brown. Volver por allí, al lugar de los hechos, le dolía. Volvió a recordar la dolorosa secuencia de todo lo ocurrido. Se dirigió a una zona tranquila, con poco tránsito. Aparcó en un pequeño callejón y se quedó dormido.

sábado, 5 de mayo de 2012

Rencor VII - Ella II

Se abrió la puerta. Era ella. Su pesadilla. Giró la cara, no quería que sus miradas se encontrasen, ni que pensara que tenía interés en aquel pequeño cisne. Daba igual que mirara o que no, siempre era igual. Todos los días aparecía con una sincera sonrisa que alegraba a todo el que la viera. A todos menos a ella. Aquella cría la ponía de los nervios. Principalmente porque sabía que esa niña, aquel pequeño cisne era mejor que ella misma. Quizá no en ese momento, pero lo sería. Era una verdadera bailarina. Sus movimientos eran elegantes, acorde con la música, suaves o fuertes pero siempre exactos expresando sentimientos concretos que te hacían sumergirte en sueños; sueños rotos, sueños perdidos, o algunos que uno sueña cumplir, llenos de esperanza e innovación. Cada paso que realizaba dejaba ver su naturalidad,  aunque no poseía gran técnica debido a su juventud y su escasa instrucción, su fluidez y espontaneidad hacían que no echaras la técnica en falta. El antiguo patito feo ahora era un gran cisne elegante. La exactitud de sus piruetas provocaba un equilibrio que proporcionaba una perfecta calma que a veces derivaba a miedo o inquietud. Daba igual de qué clase de baile e tratara, en todos destacaba. Si se trataba de danza clásica su agilidad y resistencia sobre las puntas la hacían brillar. Si en cambio se trataba de hip-hop todo su cuerpo parecía formar parte de la canción.  . . .  Pero lo peor no era eso. Su grandeza y versatilidad no provocaban  otra cosa que admiración por su parte. El problema era que el baile no era el centro de la vida de aquel cisne. No le dedicaba ni la mitad del tiempo que le dedicaba ella. Ni siquiera tenía pensado un futuro como bailarina. Simplemente el baile era una actividad con la que disfrutaba y se relajaba. Conseguía dejar los problemas a un lado y le servía como medio de comunicación, como una forma de expresión. Y por si eso no fuera suficiente, era la persona más agradable que se encontraba en aquel mundo artístico donde la gente generalmente tiene dos caras y a la que suelen dar prioridad es a la de la propia conveniencia. Pero aquella niña era diferente, contaba con tres cosas muy importantes: consideración, generosidad y sinceridad; todas mezcladas con una dosis de alegría que iba repartiendo al resto del mundo. Eso daba lugar a una profunda envidia y un intenso odio por su parte pero sin un exacto destinatario. ¿la envidiaba realmente? La respuesta era clara, sí. ¿y la odiaba? ¿o es que odiaba la envidia que sentía? Es más, ¿se odiaría a si misma por no ser tan asombrosa o simplemente por ser tan arpía? La vida está llena de preguntas que  a veces uno se frustra por no saber contestar.

Rencor III (Presentación de Chuck)

Llegaron a la escuela de baile a la que acudía Zoe. Esta no estaba situada en el barrio en el que vivían, sino en una zona de clase más alta, por lo que su coche llamaba bastante la atención. Ambos amigos lo habían comprado el verano pasado, después de trabajar durante los dos veranos anteriores. Aún así el presupuesto había sido bajo  y solo había dado para comprar un coche medio destartalado en una tienda de segunda mano, aunque Chuck sospechaba que en realidad el coche era de tercera o incluso cuarta mano. Pero para aquellos dos locos amigos tener coche propio conseguido por su propio trabajo (bueno y con algo de ayuda de la madre de Chace) era mucho más que suficiente. Vieron salir a Zoe, a la que no le costó nada verlos, dado que aquel coche azul cielo, por algunas partes rayado, no era fácil de pasar desapercibido. Zoe no se avergonzaba de quien era ni de donde vivía, había aceptado ir a esa escuela de baile porque era una gran oportunidad, había pasado las pruebas y había sido admitida como tantos otros bailarines. Le daban igual las críticas, es más pensaba que era envidia lo que tenía esa gente, y dado que una privada su familia no podía permitírselo, aquello era realmente maravilloso para ella.
-          ¡Hola chicos! – Zoe entró en el coche.
-          ¡Hola! ¿qué tal las clases? – Chace preguntó simplemente por educación y por cariño hacia Zoe, realmente no le interesaban mucho las clases de baile de ella, así que cuando empezó a hablar  dejó de prestar atención. Zoe sabía que Chace no le hacía ni caso, pero siguió hablando independientemente de que la estuvieran escuchando o no.
-          Pues la verdad es que las clases muy bien, si no fuera por esa niñita mimada que se cree que lo sabe todo y es la mejor… es que en serio, me pone de los nervios. Aún encima le han dado el papel protagonista…
-          Zoe, ¿a  dónde te llevamos con esta preciosidad? – Chace había decidido interrumpirla porque si dejas hablar a Zoe puede que no termine nunca.
-          Veo que os interesaba mi conversación. Bueno, dejarme en la biblioteca pública, tengo que hacer un trabajo para el cole.
-          ¡Jo! Tú nunca te cansas de estudiar. ¿para qué te va a servir hacer ese trabajo? – otra vez Chace y su ignorancia.
-          En fin Chace, voy a no responder a esa pregunta.
A Zoe y a Chuck les encantaría ir a la universidad, pero su familia no tenía dinero para pagar los estudios incluso con becas, y mucho menos los de los dos. Aunque Chuck pudiera conseguir una beca de baloncesto, no iba a cogerla porque eso significaría que su hermana no tendría la oportunidad y Zoe era bastante mejor en los estudios que él y sabía que la universidad la aprovecharía mucho más que él. Desde que su padre, bueno si se podía llamar así, los había echado de la casa en la que vivía la familia, su madre y los dos hijos, habían tenido demasiados problemas económicos. Su padre se había deshecho de ellos y si por casualidad lo veían, hacía que no los conocía. Para compensar las crisis económicas a fin de mes, su madre había decidido casarse con un señor cabezota  y tozudo al que no le gustaban los niños, por lo cual se las arreglaba para volver locos a Chuck y a su hermana, siempre  y  cuando la madre no estuviera delante. De todas formas, desde el punto de vista de Chuck su madre no quería a ese hombre, simplemente hacía que se sintiera querida, no  una persona cualquiera, alguien en el mundo. Que el padre de sus hijos la dejara en aquella situación había supuesto un duro golpe para ella, incluso había sufrido depresiones, las cuales hicieron más complicada la economía familiar. La cantidad de horas de terapia que había necesitado su madre para superar aquella crisis personal  que había atacado sus nervios y los de la familia, habían saqueado sus bolsillos. Los sipquiatras (título que aparecía en las puertas de las consultas, aunque por aquella zona eran más conocidos como loqueros) más que médicos especialistas podrían denominarse ladrones, que se aprovechan de las crisis mentales de la gente. Y lo que es peor ellos mismos son los que deciden cuando debes acabar las horas de terapia y cuando estás totalmente recuperado.
En ese momento giraron bruscamente a la derecha. Tras aquella esquina se encontraba un enorme edificio medio en ruinas, pues en aquella zona de la ciudad no había mucho interés en destinar los gastos en bibliotecas. Pero a Zoe no le importaba, de esa forma conseguía estar tranquila en aquel sitio sin que nadie la juzgara por detrás de cateta. No es que a Zoe le importara lo que pensaba la gente. ¡Qué va!, simplemente le ponía furiosa que la clasificaran por su clase social.
Como Chuck y Chace sabían, al entrenador no le gustó nada que llegaran diez minutos tarde, que podrían haber sido cinco de no ser por Chace, que se empeñó en parar a 'comprar' un bocadillo por el camino. Cuando a Chace le daban estos antojos, el papel de Chuck era dejar el coche abierto y en marcha para una rápida retirada, y mientras se encargaba de entretener al encargado de la tienda. Si se trataban de grandes almacenes entonces Chuck vigilaba el pasillo o tapaba las cámaras. Aunque  él ayudaba a su amigo, es decir, era su cómplice, hacía ya tiempo que Chuck no robaba de forma activa. Simplemente porque le recordaba a los tiempos en que robar para él no era pura diversión, sino que era una necesidad. Robar ahora le hacía sentir esos sentimientos pasados donde reinaba la desesperación. Aquello no quería decir que  no se divirtiera en determinadas ocasiones ayudando a Chace. A veces las caras de sus víctimas eran para enmarcar y sus reaccines para ser colgadas en youtube.  En cierto modo a los dos le sentaba bien ver que no eran los únicos desgraciados del mundo. Sí, era egoísta pensar eso, pero en el fondo era verdad.
El entrenador los dejó fuera del entrenamiento, sin ninguna opción. Cuando acabó les dejó claro que si querían jugar el partido del fin de semana tendrían que recuperar el tiempo perdido, así que se quedaron las dos horas siguientes. Para ellos los partidos eran lo mejor del baloncesto. No es que fueran los mejores, eran bastante buenos, es decir, luchaban por un tercer o incluso segundo puesto en el  campeonato. Lo que los hacía especiales era que sus partidos siempre terminaban con alguien en el hospital debido a un enfrentamiento o bien entre ambos equipos o bien con los espectadores metidos en el lio. Estos enfrentamientos solían darse por diversas causas: a veces los jugadores de su equipo se iban de brutos o de listos, cualquiera de las dos era suficiente para incordiar a los del otro equipo y hacerles dar alguna contestación. Lo malo es que en cuanto eso ocurre, se fastidió todo. Porque al equipo de los Red Bullies (Matones Rojos), cuando alguien se les va de listo o dice más de la cuenta pierden el control. Y sí, todo el mundo se pregunta cómo les dejaron ponerse ese nombre tan amenazante, ni el propio Chuck sabe muy bien cómo. Solo Chace sospecha algo.  

sábado, 28 de abril de 2012

Rencor VI - ( Peleas de Hermanos)

-          Venga Chuck que llego tarde. Levántate que se hace tarde.
Zoe lo sacudía. ¿Qué pasaba? Él estaba durmiendo, que lo dejaran dormir en paz. Pero Zoe no se rendía. Finalmente se desperezó. Cayó en la cuenta de que le había prometido llevarla a casa de una amiga y se arrepintió al momento. Nadie le había avisado de que tendría que madrugar.
Cuando llegaron a casa de Allison, Zoe bajó rápidamente del coche después de decirle a su hermano lo bueno y maravilloso que era. Chuck se quedó mirando como entraba en el portal riendo algo incrédulo por el buen humor de su hermana. Zoe era alegre pero no tanto cuando se trataba de madrugar aunque fuera para ir a casa de una amiga y más si su hermano la llevaba tarde. Justo al salir se cruzó con la madre de Allison. Era una mujer muy agradable y cariñosa. Chuck la conocía de cuando eran más pequeños ya que solía pasar muchas tardes allí jugando con el hermano mayor de Allison: Worrik. Worrik era un año mayor que él. De niños habían sido muy amigos, pero poco a poco Worrik se había ido juntando con compañías que a Chuck no le interesaban, y su forma de tratar a Chace por ser el más pequeño y el único niño blanco del grupo, no era de su agrado. Chace, a pesar de ser de la misma edad que Chuck, físicamente siempre había sido totalmente contrario (como en todo lo demás). Era muy menudito y no muy alto ni muy fuerte. Desde entonces las cosas habían cambiado bastante. Chuck seguía siendo el más grande y fuerte de todos pero Chace, había crecido mucho, era casi tan alto como su amigo, menos musculoso aunque igual de resistente. En cambio a Worrik le había pasado lo contrario, poco a poco se había ido quedando pequeño aunque era bastante musculoso fruto de gran entrenamiento, era notablemente más bajo que ambos amigos.
-          ¡Hola Chuck! ¿Qué tal? ¡Dios mío!, estás enorme. ¿Y a tu madre como le va? Hace tanto que no la veo. Por esta casa solo aparece tu hermana, y que siga viniendo que sabes que vosotros siempre seréis bienvenidos en está casa.
-          ¡Hola Sra. Brown! A mi madre bien, bueno como últimamente, ya sabes. Y por aquí ¿qué tal va?
-          Muy bien y hoy en especial porque Allison fue a dormir a casa de una amiga y hasta mañana por la mañana no viene. Créeme, la casa está tan tranquila que me asusta. Ya conoces a Allison, junta adolescente, escandalosa e impulsiva y ahí tienes el resultado.
Chuck se quedó callado. ¿Qué hacía Zoe en esa casa si Allison no estaba allí? Se despidió lo más cariñosamente que pudo. Se metió en el coche y pensó en lo que hacer. Aquello era muy raro. Decidió aparcar el coche en otra calle cercana, ya que este era demasiado llamativo  y sabrían que estaba por allí. Se dirigió de nuevo hacia la casa de los Brown. Justo antes de torcer la esquina de la calle donde se encontraba la casa, escuchó las risas de dos personas. Una era una risa masculina y la otra era femenina y se parecía mucho a la risa de Zoe. Asomó la cabeza desde la esquina teniendo especial cuidado en no ser visto. Definitivamente aquella era Zoe. Estaban bajando por las escaleras de incendios desde el tercer piso, donde se encontraba el pequeño apartamento de los Brown. La acompañaba un chico que Chuck juraría que era Worrik.
-          Zoe, con cuidado o nos va a pillar mi madre.
-          Tranquilo Wo, ¿qué pasa? ¿no te fías de tu chica?
Él se acercó a ella, la cogió por la cintura y poco a poco la fue acercando hacia él susurrando algo que Chuck no logró entender. Sinceramente fue mejor que no lo entendiera, pues sino Chuck podría haber perdido los estribos. Aunque poco más aguantó. Worrik empezó tocándole el culo, y delicadamente fue subiendo hacia arriba. Sus manos se deslizaron bajo la camisa de Zoe y segundos después, la besó. Aquello fue demasiado para Chuck. Definitivamente perdió todo el control que le quedaba. Esa era su hermana. Y aquel chaval, aquel idiota... ¿cómo se atrevía? Sus pensamientos dejaron de tener sentido. Cuando la rabia se apodera de uno, el resto de las cosas dejan de tener importancia. O al menos no reparas en ellas. Inconscientemente salió corriendo hacia donde se encontraba la pareja.
-          ¿Qué coño te crees que haces? Aparte de que me has mentido como una cobarde, te vienes con un tío tres años más mayor que tú y que resulta que es un gilipollas. Pero no te das cuenta de que se  aprovecha de ti.
-          -¡Chuck! ¡¿Me estabas vigilando?! Chuck, tu no eres quien para decirme que tengo que hacer, ni con quien estar. Y además ni se te ocurra hablar así de Worrik. Que tú seas un amargado, enfadado con todo el mundo no es culpa mía, así que si me haces el favor, vete.
-          ¡No! Zoe, vas a bajar ahora mismo de ahí y vas a venir conmigo. Vas a prometerme que no vas a ver a éste nunca más. Y si te preguntas por qué, porque te lo ordeno yo.
-          Y si no lo hago, ¿qué me harás? ¿Decírselo a mamá o prefieres  ir a buscar a papaíto a los confines de la tierra?
-          ESO NO TIENE GRACIA. Y CÓMO NO VENGAS IRE A BUSCARTE AHÍ ARRIBA Y TE ASEGURO QUE LE METERÉ UNA  PALIZA A WORRIK QUE SE VA A  ENTERAR. Y SÍ, SE LO DIRÉ A MAMA. – en aquellos momentos Chuck hablaba  con voz muy alta casi gritando y vocalizando palabra por palabra como si quisiera dejar muy claro su mensaje. Su voz sonaba más grave de lo habitual  teñida por el odio y el descontrol.
-          Mira  CHUCK, deja de decir tonterías. ¿Qué le vas a contar a mamá? ¿Nada, que como Zoe no me obedecía cogí y le pegué una paliza a su novio, ese que es hijo de una amiga tuya?  ¡Venga ya! Chuck creo que lo mejor será que te vayas por dónde  has venido y hagas como si no hubieras visto nada.
-          No me voy a ir a ninguna parte hasta que hagas lo que te he dicho.  -  entonces Chuck cogió el móvil e hizo que iba a llamar a su madre, bueno en realidad no fingió, eso era lo que pensaba hacer.
En ese momento en un intento desesperado por detenerle, su hermana perdió los estribos mientras su ``querido’’ novio permanecía impasible durante aquella escena, algo que Chuck prefería.
-          ¡CHUCK, HAS PERDIDO EL JUICIO!  Pensaba que tu seriedad era que habías madurado y que estabas pasando por una época complicada, pero veo que no. Lo que te pasa es que eres un idiota. Culpas a  la gente por dirigir la vida de los demás. Por dejarlos sin libertad. Por creerse que son superiores al resto del mundo, que lo que ellos piensan es lo mejor, lo único real y que tiene sentido: lo correcto, y que los pensamientos de lo demás están equivocados y cegados porque ellos no quieren ver más allá. Pero me he dado cuenta que ese eres tú. Miras tu forma de pensar y no entiendes, es más, ni siquiera tratas de entender la forma de pensar de los otros. Te crees la persona desgraciada a la que todo le sale mal y que los demás lo tienen todo hecho, que su vida es sencilla o por lo menos más que la tuya. Te crees con derecho a quejarte a molestarles, contestarles o insultarles porque ellos no tienen esa vida tan desgraciada como tú. Pues te diré una cosa, no es así, ni tú eres tan desgraciado, ni ellos tienen las cosas tan fáciles como tú te crees. Y creo que haces eso porque te sientes solo, te cierras en ti mismo y no dejas que los demás lleguen a ti, porque no los consideras suficientemente importantes para que tu pierdas un poco de tiempo en ellos en lugar de pensar tanto en ti mismo.
Las palabras de Zoe se clavaron como si se tirara a una piscina llena de clavos. Porque las palabras duelen. A veces te desgarran. Sobre todo cuando te das cuenta de que el significado que hay en ellas refleja la realidad. Que cada palabra cuenta un poquito de verdad y que todas juntas se convierten en una pesadilla que tú mismo estás viviendo. Y si la persona que te las dice es aquella a la que más quieres, por la que más darías y a la que más valoras, aún duele mucho más. Hasta el punto de que te tortura. Porque a excepción de otra mucha gente lo que piense ella, realmente te importa.
Chuck se dio la vuelta. Quizá para refugiarse de las palabras. Quizá para ocultar las lágrimas que empezaban a caerle por ambos lados de la cara y que era incapaz de retener. Luchó contra ellas, pero se escurrían caprichosamente, sin ninguna opción. Pocas veces había llorado, pero esta era la primera vez que realmente no quería llorar, no porque no tuviera sentido o por la vergüenza de estar llorando, bueno quizá eso influía un poco. Pero la verdadera razón de por qué no quería llorar esta vez, era porque en esta ocasión sentía cada gota que le caía por las mejillas. Cada una que se deslizaba desde su cara hasta un lugar desconocido expresaba el dolor que sentía en ese momento.  Oyó  los pasos acelerados de Zoe que le seguían. Escuchaba su voz llamándole a gritos. Pero Chuck corría. Corría sin pensar, hacia cualquier lugar. Hacia ninguno. Buscaba un refugio para aislarse del mundo, para estar solo. Él y sus pensamientos. Incluso prefería que sus pensamientos le dejaran tranquilo por una vez. Su misión ahora era escapar. Por nada del mundo volvería a casa esa noche. Ni siquiera tendría que avisar a  su madre, Zoe lo haría por él.

miércoles, 25 de abril de 2012

Errores

Músculos tensos, respiración acelerada, algo inquieta las entrañas de tu mente. Pero en tu mente no es retenido, de allí se  extiende por todo tu cuerpo. Intentas poner la mente en blanco, dejar de pensar el ello, imposible. A cada segundo tu mente analiza miles de millones de posibilidades, cada uno de los resultados de no haber actuado de esa forma. Durante tan solo unos instantes deseas volver al pasado y plantearte de otra manera lo que ahora se ha convertido en un problema sin solución. Te preguntas cómo habrían sido las cosas y cuánto presente habrías alterado.  Entonces empiezas a a sacarlo todo de quicio, agitas la cabeza desesperado, frotando tus manos entre tus cabellos hasta que poco a poco solo buscas esconderte. Colocas tus manos sobre tu rostro notando el aroma del champú que usas diariamente, el que ha dejado su frescor después de tantos juegos con tu pelo rebelde. Inspiras confianza a través de tu olfato, consiguiendo relajar tu mente intentando hacerle creer que que con un poco de suerte todo estará solucionado. Entonces el nerviosismo patente en tus labios llenos de heridas provocadas por los dientes, y en tus mordidas uñas fruto de la ansiedad, se tornan al enfado, a la rabia por no haber pensado antes, por ahora necesitar la suerte. Los remordimientos desaparecen transformándose en reproches. ¿Por qué no le diste la importancia requerida? Te confiaste pensando que todo estaba bajo control. Te confundiste, pecaste por ello, y ahora ya no existe marcha atrás, ahora tan solo puedes pasar página y aceptar las consecuencias.
Y solo cuando llegas a este punto, te percatas de que errar, es humano.

Rencor V - Ella


Venga, ahora no te rindas sigue y no pares. Ya se que quieres irte a la cama que estás muy cansada, pero para llegar al éxito hay que practicar y practicar y practicar. Y para ello hay que sufrir. Pero era inútil, aquel chico no dejaba de aparecer en sus pensamientos. Desde hacía tiempo no se lo quitaba de la cabeza, y hoy había sido todo tan rápido. Ahora aún le gustaba más era tan. . . ¿agradable? No esa no era la palabra. Parecía tan maduro, respetuoso y considerado. Le llamaba la atención que aquel chico en el ambiente que vivía tuviera ese carácter.
Le sonó el móvil, era Carl. No cogió. No tenía ganas de hablar con él. Al poco rato recicibió un mensaje. Por supuesto que era de Carl: xq no coges? T echo de - llamame. Carl a veces podía resultar tan dulce. En realidad a ella no le gustaba, nunca le había gustado, a menos no lo suficiente para ser pareja. Pero se había dejado convencer por las amigas. Carl era el tío guay, fuerte y atractivo con el que toda chica soñaba. En un principio las cosas no habían ido mal, pero poco a poco se había dado cuenta que Carl solo se movía por sus intereses. Solo le prestaba atención cuando él quería, y si se enfadaba tenía que tener cuidado porque cualquiera puede ser su descarga a su furia. En más de una ocasión le había dado algún golpe pero después siempre te venía cariñosamente diciendo que no había sido su intención. Últimamente las cosas iban a peor no porque le hiciera daño físico, es más hacía tiempo que no le levantaba la mano, pero sí la insultaba, la culpaba de sus problemas, le hacía sentir como una mierda. Por eso ella intentaba evitarlo. Y la verdadera razón de por qué no lo dejaba era que, por mucho que le doliera, era porque le tenía miedo.

viernes, 6 de abril de 2012

Las apariencias... importan

'La gente si que juzga un libro por su portada'
Steve Jobs

Ojalá no fuera cierto, ojalá no fuera así, pero todo el mundo juzga por el aspecto. A veces no  nos damos ni cuenta, otras somos perfectamente conscientes, pero generalmente formamos una idea en nuestra mente según el aspecto exterior. El problema viene cuando no rectificamos sobre esa idea, no le damos una oportunidad, para demostrarnos realmente su valía. 
Entonces, encontramos razones para esconder quienes somos verdaderamente. Ocultamos nuestros rasgos que a nuestro punto de vista la gente puede juzgar. Perdemos nuestra verdadera esencia, poco a poco, lentamente, ante un mundo que lo juzga todo, sin conocernos, sin intentos de entender. Probablemente un proceso inevitable...

martes, 3 de abril de 2012

Rencor IV - Primer encuentro

Cuando salieron ya era tarde, era un día de abril, por lo que ya había anochecido. Se pararon en una cafetería a tomar algo para reponer las fuerzas gastadas en el entrenamiento.  Normalmente solían ir a un un pequeño bar cerca de la casa de Chuck. Pero en esta ocasión, decidieron irse al Starbucks situado en la esquina de enfrente de la academia de baile de Zoe. No era porque les gustaran especialmente lo que allí vendían, de hecho no había nada como los enormes bocadillos del pequeño bar Connor's, nombre que recibía debido al nombre del dueño: Joey Connor. Allí los platos eran abundantes y con un buen precio, a veces más que bueno,  ya que Joey conocía a los chavales. Pero en esta ocasión, prefirieron el Starbucks  porque allí  tenían otro tipo de amigo: el dependiente  Martin  Carrol. Martin era un joven sin muchas luces, algo gordito y con una mirada dulce y al mismo tiempo divertido. Era demasiado inocente y bonachón por lo que Chuck y su amigo lo pasaban en grande gastándole bromas. Y si por casualidad, Martin no estaba allí, no importaba, a ambos amigos les llegaba con observar a las camareras, que solían ser universitarias. En esta ocasión no vieron a Martin, estuviera o no, pero tampoco les dio tiempo a pensar en él, pues una pelirroja muy sexy se acercó para atenderles.

-          Buenas noches. ¿Qué que les gustaría tomar?

-     Iba a pedir un Caramel Macchiato, pero pensándolo mejor..., tu seguro que estás más dulce.-  como siempre Chace no se daba cuenta que este tipo de bromas no hacían gracia y ni siquiera servían para ligar.

-     Mira chaval, yo estoy trabajando, si lo que quieres es tomar el pelo vete a otra parte a molestar a otro, y si no dime lo que quieres que esté dentro de la carta que tienes en tus manos. - a esta chica no le hacían  ninguna gracia las bromas, aunque Chuck ya se lo esperaba.

-   ¡Oy oy! Como se nos pone la camarera, a lo mejor tendré que escribirlo en el libro de reclamaciones...

-          Lo siento esto es una cafetería y no tenemos libro de reclamaciones, si quiere quejarse, vaya directamente al encargado y cuéntele sus problemas, ahora bien, no creo que a un maloso como tu al que la policía conoce le haga mucho caso. Pero supongo que no pierdes nada por intentarlo.

-          Así que sabes quién soy yo, me conoces ¿eh? Fíjate tú, que yo a ti no.

-          Bueno por que no cambiamos de tema. - Chuck decidió intervenir, porque aunque muy distintos fueran su amigo y aquella chica, había algo en lo que eran iguales: a ninguno le gustaba perder - ponnos dos Caramel Macchiato, por favor.

La chica se dio por satisfecha, dio media vuelta y se marchó a realizar el encargo. Chace demostró su malestar soltándole un sermón de lo poco que entendía a las chicas, y que aunque no lo pareciera la tenía casi en el bote. Gracias a dios que este no duró mucho porque poco más de dos minutos  después apareció la joven de nuevo para servirles sus bebidas. Al depositarlas sobre la mesa provocó que el aroma de su perfume llegara hasta Chuck. Era dulzón pero sin ser empalagoso dejando un leve frescor que delataba que se trataba de un perfume de marca.

-          Perdona, ¿yo a ti te conozco de algo? - dijo refiriéndose a Chuck - es que me suenas mucho tu cara.

-          Pues no se si tú me conoces pero yo a ti es la primera vez que te veo, sino seguro que me acordaría de ti.

En realidad Chuck no querría haber dicho eso en voz alta, pero ya no había vuelta atrás y a la chica no pareció molestarle. De hecho sonrió tímidamente enrojeciéndosele las blancas mejillas aunque apenas se le notó por la capa de maquillaje que llevaba. Después dio media vuelta y se marchó a atender a unos nuevos clientes. Chace se le quedó mirando descaradamente al culo mientras se iba. Después giró la cabeza para mirar a su amigo con cara de incredulidad.

-          A: ¿desde cuando se te dan bien las chicas?; y B: la tenías a tiro, ¿cómo la dejaste marchar? Haber dicho algo, cualquier cosa.

-          Chace, cuando te quiera pedir un consejo sobre chicas lo haré, es más, si algún día te lo pido avísame, porque querrá decir que no estoy en mi sano juicio.

-          Gracias por la confianza.

Cuando ya estaban dispuestos para marcharse, después de pagar para que quede claro porque con estos dos nunca se sabe, se les acercó de nuevo la camarera pelirroja.

-          Llevo dándole vueltas todo el rato y ya se de que te conozco, bueno de que me suenas porque en realidad no te conozco, al menos formalmente. ¿Eres el hermano de Zoe Brighton? ¿El que la va a recoger al salir de la academia de baile en un coche azul, bueno en fin para que engañarnos, medio destartalado? - al escuchar todo aquello los dos amigos se quedaron algo cortados, aquella chica conocía sus vidas al detalle.- lo siento, quizá me he equivocado...
En esta ocasión Chace reaccionó más rápido.
-          Oye pero quien te crees que eres tu para insultar a nuestro precioso coche. Al paso que vamos tu y yo voy a acabar llamando al encargado.

-          Osea que sí que eres el hermano de Zoe.

-          Sí, el mismo, y... ¿quién se supone que eres tú?

-          Uhm, siento no haberme presentado. Soy Nicole Dunst - dijo señalando la plaquita de metal que llevaba en el pecho, consiguiendo que Chuck se sintiera idiota por no haberse dado cuenta.- voy a la misma escuela de baile que tu hermana, la que está en la esquina de enfrente.

Cuando Chuck llegó a casa su familia ya estaba allí esperándole para diferentes fines: su madre, como no, para echarle una bronca por lo tarde que llegaba, pero eso ya era rutinario; Zoe para pedirle que mañana por la mañana la llevara a casa de una amiga y su padrastro Tom, bueno ese simplemente para amargarle la vida. Directamente se fue a su habitación sin prestar mucha atención a lo todo el mundo le decía. Su hermana entró seguidamente en su búsqueda, se notaba que tenía mucho interés en que su hermano la llevara a casa de una amiga. Después de prometerle que así lo haría Chuck decidió preguntarle por la camarera del Starbucks.
-          Zoe,  ¿Tú conoces a una chica de la academia de baile que se llama Nicole, Nicole Dunts?
-          Nicole..., ¿no estarás hablando de Nikki ginger?
-          Bueno, supongo porque es pelirroja y muy sexy además.
-          ¡Ay no! Lo que me faltaba era que a ti te gustara esa asquerosa.
-          Venga Zoe no te pases que no te pudo haber hecho nada tan horrible para que la odies tanto. Si parecía una chica muy agradable.
-          Pues si te parece poco amargarme la existencia en la academia, lo gana todo y luego se regocija delante de tus narices de lo buena que es, me humilla delante de todo el mundo, . . . es sinceramente una niña mimada que en su vida ha hecho nada por merecer lo que tiene y que valora muy poco el esfuerzo de los demás.
 
A Chuck aquello le parecía muy raro. No se parecía en nada a la chica que el había conocido. Tenía que tratarse de otra persona. 
 

sábado, 24 de marzo de 2012

Rencor II

 Descripción de Chace

 Chace interrumpió sus pensamientos, en cierto modo le dio las gracias. Se rayaba demasiado la cabeza. Chace era su mejor amigo. No podía decir que era su alma gemela, ni que ambos eran iguales y tenían los mismos gustos. Para ser sinceros eran completamente diferentes, aunque ambos compartían ciertos intereses. Chace era despreocupado y risueño, a veces un tanto infantil. Poseía un gran sentido del humor que conseguía hacerle desconectar de sus malos momentos y que le hacía disfrutar de su compañía. Chace vivía con su madre, a la que adoraba profundamente y cualquier insulto referido a ella se lo tomaba como algo personal. Además, tenía un hermano mayor al que apenas veía desde que su padre había muerto en un accidente de coche. Cuando eran más pequeños, su hermano Erik,  era una especie de héroe para Chace. Erik era el chico perfecto: era ‘guay’ en el instituto, la estrella del equipo de fútbol (deporte que Chace odiaba por la presión que sufría por tener que ser tan bueno como su hermano), era apuesto, causaba sensación entre las chicas, y por supuesto era buen estudiante, algo totalmente contrario a Chace, ya que este era absolutamente desastroso en todo lo que tenía que ver con los estudios. La ‘perfección’ de Erik había provocado el comienzo de comparaciones entre ambos hermanos que junto con la escasa presencia y preocupación de Erik debidos a los acontecimientos producidos tras la muerte de su padre acabaron dando como resultado una especie de envidia y frialdad por parte de Chace.  Por ello Chace no llegaba a comprender por qué su amigo se preocupaba tanto por su hermana pequeña, en cierto modo deseaba con toda su alma que su hermano lo protegiera, añoraba esa sensación de seguridad y en su cabeza no llegaba a figurarse la posibilidad de que otro hermano mayor ‘no perfecto’ pudiera preocuparse tanto por un hermano pequeño.
-          ¡Venga ya Chuck! Es que no puede ir nadie a recoger a tu hermana. Va a hacer que lleguemos tarde al entrenamiento de baloncesto y ya sabes cómo se lo toma el entrenador.
-          Pues no, nadie más puede ir. Además solo serán diez minutos.
-          Está bien, pero porque es Zoe – Chace adoraba a Zoe casi tanto como Chuck. Era su compañera de bromas, la niña dulce, agradable y responsable por momentos, y cabecita loca en otros. Juntos se las arreglaban para desesperar al propio Chuck, o a su madre, cuando esta no permitía a alguno de sus dos hijos hacer algo.

viernes, 23 de marzo de 2012

Última lección (Randy Pauch)



(Esta fue la conferencia que dio después de la charla universitaria original. Se trata de un breve resumen de la primera, pero si queréis poder ver la original en youtube. Aquí os dejo el enlace de la primera parte Randy Pausch - Última Lección -Parte 1)

Absolutamente increíble.
 Ver a este tipo de gente de vez en cuando nos llena, nos hace sentir bien, pensar, reflexionar sobre nuestra suerte. Nos hace sentirnos culpables de cada segundo que malgastamos, por cada queja, por cada abandono, por rendirnos demasiado pronto o simplemente por rendirnos. Siempre hay alguna razón para estar alegre y otra para no estarlo, el caso es decidir a cual darle mayor importancia. 

Sueño profundo...

Tus ojos se cierran, tus parpados caen inevitablemente. Luchas contra ello, crees conseguirlo. Te sientes vencedor contra un profundo sueño que invade tu mente poco a poco, lentamente hasta dejarla vacía. Entonces caes de nuevo, el enemigo rompe una barrera en una milesima de distracción. Deja tu mente en blanco, sin nada, nada a lo que atenerse. Intentos desesperados por mantener la lucha, mas son inutiles, el sueño aprovechó tu debilidad para establecer ventaja y asi ganar la batalla una vez más. Sabes que apenas te queda tiempo, que la resistencia se agota poco a poco, pero te agarras con las uñas en busca de la minima oportunidad. Sabes que no llevará a nada, que si no es ahora en breves perderás el esta guerra, tan solo es cuestión de insisistencia, pero te aferras deseperadente al cuanto mas tarde, mejor. Y en medio de tus reflexiones tu mente se pierde. Viaja a otro lugar lejano, viaje con destino al mundo de los sueños.

lunes, 19 de marzo de 2012

Hoy soy, mañana...

La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo. Alan Kay
 ... INVÉNTATELO 

A veces me sorprendo a mi misma imaginado que será de mi vida. Pienso en múltiples opciones, infinitos finales con miles de proyectos y cientos de caminos que seguir para conseguirlos. Pienso en cada uno de los pasos que debo tomar para llegar a cada uno de ellos, no se cual, ninguno me gusta lo suficiente para querer dedicarle el resto de mi vida. ¿Por qué elegir ahora? ¿Por qué elegir? ¿En que momento decido lo que quiero que suceda a partir de ahora? Prefiero dejar que la vida me sorprenda, no seguir un camino preestablecido, dejar que cada momento hable por si mismo. Que las opciones llamen a mi puerta sin previo aviso, que me sorprendan, que me  defrauden. Que las decisiones se tomen cuando surjan y no antes de que empiece mi historia. El ser humano tiene la capacidad de inventar planes que ni siquiera sabe si podrá vivir, porque la vida nos sorprende, hoy estamos aquí, mañana quien sabe. Quizá el destino caprichoso haga que todo acabe antes de tiempo, demasiado pronto, demasiado tarde para cambiar nada. Día a día escribimos una historia sobre una página en blanco, yo no quiero que mis hojas ya estén escritas antes de llegar a ellas y que me desvelen el final. El futuro es incierto, y eso es lo que me apasiona de él, al mismo tiempo que me intimida. De lo que estoy completamente segura es que yo quiero ser la que lo invente, la que decida por él, la que firme en el borde derecho de la obra cuando esta termine, cuando todo acabe, cuando la vida se desvanezca...