Descripción de Chace
Chace interrumpió sus pensamientos, en cierto modo le dio las gracias. Se rayaba demasiado la cabeza. Chace era su mejor amigo. No podía decir que era su alma gemela, ni que ambos eran iguales y tenían los mismos gustos. Para ser sinceros eran completamente diferentes, aunque ambos compartían ciertos intereses. Chace era despreocupado y risueño, a veces un tanto infantil. Poseía un gran sentido del humor que conseguía hacerle desconectar de sus malos momentos y que le hacía disfrutar de su compañía. Chace vivía con su madre, a la que adoraba profundamente y cualquier insulto referido a ella se lo tomaba como algo personal. Además, tenía un hermano mayor al que apenas veía desde que su padre había muerto en un accidente de coche. Cuando eran más pequeños, su hermano Erik, era una especie de héroe para Chace. Erik era el chico perfecto: era ‘guay’ en el instituto, la estrella del equipo de fútbol (deporte que Chace odiaba por la presión que sufría por tener que ser tan bueno como su hermano), era apuesto, causaba sensación entre las chicas, y por supuesto era buen estudiante, algo totalmente contrario a Chace, ya que este era absolutamente desastroso en todo lo que tenía que ver con los estudios. La ‘perfección’ de Erik había provocado el comienzo de comparaciones entre ambos hermanos que junto con la escasa presencia y preocupación de Erik debidos a los acontecimientos producidos tras la muerte de su padre acabaron dando como resultado una especie de envidia y frialdad por parte de Chace. Por ello Chace no llegaba a comprender por qué su amigo se preocupaba tanto por su hermana pequeña, en cierto modo deseaba con toda su alma que su hermano lo protegiera, añoraba esa sensación de seguridad y en su cabeza no llegaba a figurarse la posibilidad de que otro hermano mayor ‘no perfecto’ pudiera preocuparse tanto por un hermano pequeño.
- ¡Venga ya Chuck! Es que no puede ir nadie a recoger a tu hermana. Va a hacer que lleguemos tarde al entrenamiento de baloncesto y ya sabes cómo se lo toma el entrenador.- Pues no, nadie más puede ir. Además solo serán diez minutos.- Está bien, pero porque es Zoe – Chace adoraba a Zoe casi tanto como Chuck. Era su compañera de bromas, la niña dulce, agradable y responsable por momentos, y cabecita loca en otros. Juntos se las arreglaban para desesperar al propio Chuck, o a su madre, cuando esta no permitía a alguno de sus dos hijos hacer algo.